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Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? [Romanos 10:13-15]

viernes, 21 de enero de 2011

Sucedió en Suecia en 1948

El 28 de mayo de 1948, el hermano Josué Mejía Hernández, salió con destino a Suecia, en donde predicó las grandes miseri­cordias de nuestro Dios. En el trayecto de su viaje vi­sitó Nueva York, Canadá, Escocia, Irlanda y Norue­ga. Finalmente llegó a Suecia.
Durante su estancia en Suecia y en las ciudades en donde el hermano estuvo, escribió algunas experien­cias que hoy compartimos con ustedes, con el único propósito de que el nombre de Dios sea glorificado.

SUECIA.
Es este un país hermosísimo, en el que nos ha reci­bido el pueblo cristiano con mucho cariño. Esta ciu­dad de Estocolmo es una maravilla y todo en ella bendice el nombre de Dios. Es una ciudad surcada por lagos y ríos navegables. Puentes de uno a otro lado de las calles que están circundadas de flores de múltiples colores y que abundan a millares. Todo me hace pensar en la mano divina y excelsa de nuestro Padre celestial.
Estocolmo, que a pesar de ser la capital del rei­no, presenta un aspecto sencillo, limpio y hermoso. Desde que dejé New York, no he visto la noche ni las estrellas, siempre, siempre hay luz, lo que me ha he­cho meditar en aquel hermoso tiempo en que estare­mos para siempre con el Señor, donde no habrá no­che porque el Señor Dios será nuestra lumbrera.
Después de dar gracias a Dios, todas las mañanas me deleito con las dulces notas de la Creación de Heandel, que interpreta el coro Beethoven, de nues­tra iglesia amada de Portales. Dios bendiga a todos sus miembros, y les recuerde la promesa que han hecho para con Él y para conmigo.
He tenido oportunidad de asistir a la primera convención en Suecia, la cual se celebra en un bos­que, a la orilla de un gran lago, en una carpa que tiene capacidad para más de 5,000 almas. Todo el bosque está lleno de personas que desean escuchar el mensaje de redención, y se ha hecho necesario instalar magna voces en los árboles. He hablado de Dios, y Él me ha ayudado y muchos se han rendido a los pies de nuestro amado Salvador. En este país también necesitan de Dios, pues están dormidos, es necesaria la presencia divina para una renovación del poder de Dios DIOS HA ESTADO CONMIGO EN  SUECIA.

YON KOPING
Tenemos que predicar todas las noches y todos los días. El domingo 20 de junio presenté el mensaje en el templo de Estocolmo, y como siempre Dios ha de­jado sentir su gloriosa presencia.
Este ha sido un día de misiones. Los misioneros del Movimiento Pentecostés desde China hasta Ar­gentina se encontraban aquí. Yo hablé como misionero mexicano. Nos recibieron con la bandera mexi­cana y el Señor se manifestó gloriosamente y el her­mano Petrus, Director del Movimiento Pentecostés Sueco, tomó la palabra para enviar a México un sa­ludo con el texto de ICo.15:57-58.
El bosque y la carpa en este día, albergaban unas 10,000 ó 12,000 almas, de tal manera que fue nece­sario que el gobierno pusiera agentes de tráfico para evitar accidentes, ya que todos deseaban llegar a tiempo para escuchar la Palabra cíe Dios. Era hermo­so contemplar a los hermanos en su interés y deseo de escuchar la Palabra de Dios. Tuve la oportunidad de predicar el sermón de clausura. Fue un privilegio para México. Dios me ayudó en grande manera y era imponente contemplar la multitud que alababa a Dios elevando su voz en gloriosos aleluyas al Señor que nos amó y nos compró con su Sangre preciosa.
El mismo día salimos de ese lugar para celebrar un culto por la noche. Dios nos ayudó en la predi­cación de la Palabra de Verdad.
No todos en Suecia son salvos. La religión ofi­cial es la luterana, pero están muy lejos de vivir en la salvación.
Mis actividades en esa semana fueron como si­gue: Lunes 14 en Yon koping. Martes 15 en Husgvarna al sur de Suecia. Miércoles 16 prediqué en Guitón y por la tarde y noche en un pueblo cercano llama­do Kulltarp. El jueves 17 en Varnamo, el Viernes 18 en el templo de Vagqeryd. Domingo 20 prediqué en la catedral Pentecostés de Estocolmo. Es un hermo­so edificio muy lujoso. Dios me ayudó en grande manera y muchas almas aceptaron a Cristo como su Salvador.
Es maravillosa la puntualidad en estos lugares, pues los cultos empiezan exactamente a la hora in­dicada, estando ya totalmente lleno el templo. Este pueblo tiene la responsabilidad del conocimiento de un Dios verdadero y sabe responder a sus obligaciones así como recibe gustoso todos sus privilegios y bendiciones. ¡Cómo me gustaría que así fuera en nuestra congregación!
El problema del intérprete Dios lo ha soluciona­do, pues doy gracias a Él de que aún cuando yo nunca había presentado un mensaje por medio de un intérprete, Él ha suplido todas las cosas, y la Pa­labra de Dios llega fecunda al corazón de los oyentes. Yo doy la honra y gloria a mi Señor. Es un ali­ciente para mi corazón.

El 24 de junio se celebra en Suecia la fiesta del medio verano. El sol se pone a las 12:00 de la noche y sale a las 12:30. Lo consideran el día más largo y hacen grande fiesta. Por la noche comienza la con­ferencia de doce días en una gran carpa levantada en un hermoso parque. Por las calles vemos grandes programas anunciándonos. ¡Qué libertad tan hermo­sa! ¡He predicado en los tres cultos de este grande y hermoso día para los suecos!
Dios ha sido conmigo y solamente me resta salu­dar a los hermanos de mi amada patria y recordarles que su luz brille siempre, para que los hombres vean la gloria de Dios.

SUNDSVALL
Después de celebrar tres cultos en Estocolmo, en donde Dios me ayudó en gran manera, y muchos se convirtieron al Señor, aquí me tienen en este hermo­so puerto de Sundsvall, muy al norte de Suecia y a cuatro horas de Finlandia. Gracias damos al Señor por su bondad infinita. Tocios los días he tenido el privilegio de predicar en este lugar durante una se­mana, culminando con tres cultos el domingo. El Es­píritu Santo ha movido los corazones y un hermoso despertamiento espiritual se ha dejado sentir entre todos estos nuestros queridos hermanos, pues aun­que este pueblo no participó en la guerra, los amargos momentos de ella les dejó aletargados y según su dicho, ¡Gloria al Señor!

GÄVLE.
Aquí me tienen en esta ciudad después de celebrar un culto con grande bendición, pero antes estuvi­mos en la ciudad campesina de Judisball, una con­gregación muy espiritual, la mejor que he encontra­do. ¡Qué hermoso culto! Sentimos la presencia del Señor en la oración que se hizo por los enfermos.

SÖDERHAMN.
Llegamos a las 4 de la tarde. Qué ciudad tan hermosa, cuánto movimiento, los barcos entran hasta el centro de la zona comercial. Tuvimos un hermoso culto y nuevamente Dios se manifiesta con nosotros aquí. Cuánto amor cristiano hemos visto manifiesto en estos hermanos, pues en todos estos lugares, tanto a nuestra llegada como al despedirnos lo han hecho con mucho cariño y atención. ¡El Señor les bendiga! Estando en es­te lugar, recibí con mucho agrado los maravillosos pensamientos que todos los jóvenes miembros del coro Beethoven me enviaron. Cómo me complace saber que están en las cosas de Dios y su reino. ¡Adelante va­lientes! Saludos muy especiales para la iglesia que el Señor ha puesto a mi cuidado, con cuánto cariño ha­blo de ella en cada culto que celebramos y todas las congregaciones les envían saludos. Les ruego que se porten pía y santamente.



SKOVDE.
Estoy en la estación escribiendo sobre un veliz, pe­ro estuvimos el viernes en la ciudad de SANBIQUE en donde prediqué a los trabajadores de ese lugar, no entran a los templos y celebramos el culto en un parque al aire libre. Dios me ayudó mucho. Con cuánta alegría y de pie oyeron la Palabra de Dios; esto fue el sábado y el domingo en FALÚN celebra­mos tres cultos, en este lugar la Iglesia fue sacudida por el poder de nuestro BENDITO SALVADOR.

EDEMURA.
No conocimos esta ciudad pues llegamos en la noche y a la hora del culto, también en este lugar se dejó sen­tir el poder glorioso del SEÑOR y en la mañana muy temprano tomamos el tren para continuar nuestra gira.

HJO
Hermosa y moderna ciudad de turismo. Puerto inte­rior sobre un lago de 140 Kilómetros de largo por 50 de ancho. Toda Suecia anda de vacaciones gozando del sol y del aire saturado del perfume que en este tiempo de verano esparce la abundancia de hermo­sas flores que hay en las calles y parques. Todos aprovechan estas dádivas de Dios y procuran tener sus cultos en carpas. El Señor sigue siendo con no­sotros por su grande misericordia. Hasta el viernes estaremos celebrando servicios en esta ciudad y el sábado estaremos en otra ciudad en donde predica­ré la hermosa Verdad que es espíritu y vida. En esta ciudad he tenido la oportunidad de visitar las dife­rentes industrias que los hermanos tienen.


MERLUNDA.
Hermosísimo lugar campestre, no obstante con to­dos los adelantos conocidos. Casas rodeadas de jar­dines y toda la tierra cultivada con hortalizas y árbo­les frutales. Han celebrado en este lugar toda una convención regional en una gran carpa. Un coro di­rigido por una señorita muy alta y tocando un acor­deón. Todos los del coro tocan instrumentos. ¡Cómo recuerdo el coro de Portales y pido al Señor siga guardándoles para su honra y gloria! ¡Ilustres corea­nos! Continúen asidos de la mano de Cristo, ténganlo como amigo, sirviéndole y buscándole con humil­dad de corazón para que sigan teniendo éxito en la alabanza y glorificación de su santo y bendito Nom­bre. Llegamos a esta ciudad el sábado a las cuatro de la tarde y a las ocho quemábamos nuestro primer cartucho, el domingo tuvimos tres cultos y nuestros queridos hermanos suecos, lloraban de gozo y la alegría irradiaba en sus rostros al oír el mensaje de amor y poder. Los pastores de las iglesias que hemos visitado dicen estar maravillados de que los corazo­nes sean tocados de esa manera por lo que creen nunca olvidarán estos días.
Al Señor sea dada toda la gloria y la honra. Yo sé que todos los santos en la Iglesia Central están en continua oración por mí y por eso Él me da la victo­ria. Ya quiero estar con ustedes, pues aunque todos aquí han sido amables con nosotros, ya estoy sin­tiendo en gran manera la nostalgia de mi familia de sangre y de espíritu.

EL HERMANO JOSUÉ MEJÍA EN MÉXICO.
Después de casi tres meses de arduo trabajo en la pre­dicación de la Palabra de Dios por regiones nórdicas, el Hno. Josué Mejía Hernández regresó a la ciudad de México a mediados del mes de agosto de 1948.

* Publicado en la Revista Nueva Raza, Tomo XIV, números 8, 9 y 10, correspondientes a los meses de agosto, septiembre y octubre, respectivamente, de 1948.








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